Introducción:
Es el interés que tiene el alumno por su propio aprendizaje o por las actividades que le conducen a él. El interés se puede adquirir, mantener o aumentar en función de elementos intrínsecos y extrínsecos. Hay que distinguirlo de lo que tradicionalmente se ha venido llamando en las aulas motivación, que no es más que lo que el profesor hace para que los alumnos se motiven.
Desarrollo:
La motivación por el estudio permite
profundizar en temas que no se dominan, resaltando el papel del maestro como
elemento determinante para el desarrollo de los intereses cognoscitivos, los
cuales varían en dependencia de las características del estudiante.
Función
motivadora del profesor: sin motivación no hay aprendizaje.
Desde este punto de vista, el profesor debe
plantearse un triple objetivo en su acción motivadora:
- Suscitar el interés
- Dirigir y mantener el esfuerzo
- Lograr el objetivo de aprendizaje prefijado
Cada alumno se motiva por razones diferentes
La motivación
como proceso auto energético de la persona, limita la función del profesor a
ser un agente exterior que trata de desencadenar las fuerzas interiores del
alumno. Esto nos lleva a una consecuencia: los incentivos tienen un valor
motivacional limitado. La misma actividad incentivadora produce distintas
respuestas en distintos individuos, o incluso en el mismo alumno en diversos
momentos.
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